lunes, 21 de noviembre de 2011

Venganza

El primer punto de ataque fue a las cercanías del estadio Maracaná. Irrumpimos en varias casas, comercios, plazas públicas, sin investigar si las personas que se encontraban ahí eran católicas. Empezamos a matar gente, algunos de nosotros con temor, resentimiento y un extraño sentimiento de culpabilidad si es que así se le podía llamar.
Sin darme cuenta habían pasado ya dos meses desde que nos encontrábamos aquí en Brasil. Cada vez extrañaba más a mi abuela y a mi madre, no teníamos noticia alguna de ellas. Mi abuelo se encontraba muy grave a causa del cáncer y el Gobierno estadounidense ya no quería hacerse cargo de los tratamientos a pesar de que mi abuelo formaba parte del ejército, así que fue enviado a México. Al poco tiempo mi padre y yo nos enteramos que mis abuelos habían fallecido.
Ya casi se cumplían seis meses de estar en Brasil. Los católicos habían sido exterminados en su gran mayoría y gran parte del ejercito estaba siendo enviado de regreso a México. Por fin regresaría a casa, tendría una vida normal y todo esto se acabaría. Antes de regresar recibimos otra mala noticia mi madre había enfermado y se encontraba muy grave.
Llegando a México, mi padre y yo, junto con otros integrantes del ejército fuimos separados de los demás grupos para ser llevados con el comandante. Esto me hizo dudar de las intenciones del Gobierno, puesto que los demás soldados también eran de origen católico. Nos pasaron al auditorio de los cuarteles en donde el comandante dio un discurso y nos agradeció el haberle servido a esta noble causa y que seriamos recordados por nuestra patria, mas sin en cambio por ser de origen católicos nos consideraban una escoria de la sociedad y merecíamos morir.
El comandante se apiado de nosotros y nos dio siete días para salir del país y buscar un lugar donde estuviéramos seguros. Después dio la orden de que fuéramos sacados de las instalaciones, y con golpes, empujones y amenazas fuimos retirados del lugar.
Llegamos a casa y mi madre se encontraba muy grave, se sintió aliviada al vernos llegar y solamente nos dijo que nos cuidáramos, que todo estaría bien, entre lágrimas nos dijo lo mucho que nos quería y cerró los ojos para descansar eternamente. Mi madre había fallecido. Sentía un dolor insoportable en el alma, tenía ganas de vengarme.
Según lo acordado con el comandante, ya se habían cumplido los siete días. Mi padre, los demás soldados del ejército y yo decidimos ir al cuartel para hacerle frente. Inmediatamente fuimos recibidos a disparos. Mi padre junto con otros soldados fueron abatidos por las balas, solamente yo junto con tres soldados pasamos hasta la oficina del comandante. Al fin lo tuvimos cerca de nosotros, desenfundamos las pistolas y lo asesinamos.Después de cometer ese crimen fuimos llevados a los campos de exterminio. Nos apuntaron a la cabeza, el ultimo ruido que escuche fue el sonido del gatillo…

martes, 15 de noviembre de 2011

Mata al católico

Nos esposaron y ordenaron que guardáramos silencio, fuimos llevados en camionetas hasta Yucatán. Al estar cerca de llegar a nuestro destino nos fue tapada la visibilidad con unos sacos que nos pusieron en la cabeza. Nos bajaron bruscamente y fuimos llevados a unos pequeños cuartos. Un oficial nos dijo que no nos pusiéramos muy cómodos, ya que en un tiempo más vendrían a darnos ordenes.

Mi familia y yo estábamos muy aterrorizados, sentíamos miedo, incluso llegamos a pensar que éramos afortunados al seguir vivos, puesto que a las demás personas católicas habían sido asesinadas al ser encontradas. Yo en lo personal me puse a pensar el motivo por el cual no nos hubiesen asesinado antes, “¿Que es lo que quieren de nosotros?” me pregunte. Después de un rato y ya casi entrada la noche, un oficial nos trajo comida: unos bolillos duros, agua y algunas sobras de pollo. También nos dijo que nos durmiéramos al terminar de comer puesto que el día de mañana no sería fácil.

Nos despertaron a las seis de la madrugada. Fuimos llevados junto con otras familias a un patio el cual quedaba en la parte de fuera. Estando en ese lugar nos explicaron que el motivo por el cual seguíamos vivos era por que el Gobierno nos escogió para formar parte del ejército anti-católico y apoyarlos en el exterminio masivo de católicos en el continente americano, si decidíamos lo contrario seriamos asesinados. Inmediatamente algunas personas se opusieron a esta propuesta y decidieron hacerles frente a los oficiales, motivo por el cual fueron asesinados a sangre fría. Sin tener elección ante lo que acabábamos de presenciar, decidimos unirnos a la causa. A mi madre y mi abuela en particular no les agrado mucho la idea puesto que desde su nacimiento les han inculcado la religión católica, con ella han crecido y abandonarla así como si nada era muy difícil. Más sin en cambio era el cambiar de religión o el morir.

Inmediatamente fuimos llevados a los campos de concentración todos los hombres y las mujeres fueron trasladadas al interior de los cuarteles para realizar labores de limpieza y ayudando en la elaboración de alimentos. En el campo de concentración nos entrenaron intensamente por periodo de un mes, al término del entrenamiento fuimos mandados al sur de América.

Como primer destino fuimos enviados a Rio de Janeiro; Brasil. En el mes de entrenamiento nos enseñaron a ser despiadados al momento de asesinar a las personas. Al llegar a tierra fuimos mandados en grupos de 50 personas. Las órdenes eran muy claras: asesinar a todo católico se nos atravesara.

jueves, 10 de noviembre de 2011

De viaje

(Versión Final)


Al abrir la puerta entro la vecina, se notaba muy angustiada y preocupada. Se habían llevado a su hijo supuestamente por que era el líder de una banda de “narcos”. Yo moría de sueño así que decidí irme a dormir. Al día siguiente me desperté temprano y mientras desayunaba para irme a trabajar veía las noticias, la señal fue interrumpida por un anuncio del gobierno estadounidense. En el cual explicaba que se realizarían cateos por todos los estados de la república mexicana en busca de imágenes religiosas y familias católicas para ser asesinados, ya que por esto serian considerados enemigos del Gobierno.

Al enterarnos de esto sentimos mucho temor puesto que nosotros somos católicos, y sobre todo muy creyentes de la virgen maría. Le dije a mi madre que se deshiciera de la imagen pero se negó rotundamente, puesto que le parecía una estupidez este acto. Ese día por la tarde mi hermano el pequeño falleció a causa del tumor que tenia, fueron una serie de cosas muy deprimentes en tan solo unos cuantos días, la tristeza me inundo y opte por abandonar el trabajo sin haber empezado, que ironía otra vez desempleado al siguiente día.  

Con el anuncio del gobierno estadounidense y con el temor de ser asesinados nos pusimos en contacto con mis abuelos para avisarles de este acontecimiento y tomamos la decisión de escaparnos del país. 

Al final de la semana estábamos en casa de mis abuelos, la cual estaba en el Estado de México. Acordamos que ese lugar seria el punto de partida, solamente llevábamos algunos alimentos, documentos importantes y la imagen de la virgen maría. Como ya había anochecido decidimos quedarnos a dormir ahí, algunos se turnaban para cuidar y otros para dormir mientras veíamos las noticias y nos poníamos al tanto de los cateos, que por cierto ya habían comenzado al norte del país, era algo grotesco, por un lado los homicidios del narco y por otro el asesinato de miles de creyentes católicos a manos del Gobierno Estadounidense. 

Al día siguiente salimos muy temprano con destino a Puebla. Las imágenes que llevábamos con nosotros no eran muy grandes, por lo cual no fue problema al pasar por los cateos de las casetas. Llegamos al municipio de Tehuacán; Puebla al medio día, solo paramos para alimentarnos e investigar como seguía la situación en el país. Los cateos estaban ya por: San Luis Potosí, Nayarit, Zacatecas y Tamaulipas. Nos dirigimos con dirección a Palenque; Chiapas, salimos a las dos de la tarde y llegamos alrededor de las diez de la noche para hospedarnos en un hotel algo sencillo. 

Durante el viaje note que tanto mis padres como mis abuelitos estaban algo preocupados, me imagino que no era muy fácil el dejar todo atrás así como si nada, después del fallecimiento de un par de seres queridos para la familia, yo simplemente me resignaba a que tal vez nunca más volvería a ver a mis amigos y trataba de guardar la calma y no pensar mucho en la perdida de mis hermanos, aunque era algo muy difícil, puesto que de un día a otro el no tener al lado a mis compañeros de travesuras en la infancia me hacía sentirme sin ganas de vivir.

Al día siguiente antes de partir decidimos abastecer nuestros víveres y ponernos al tanto de  lo acontecido en el país. La noticia del momento era que el líder del narcotráfico Juan Barrios había sido abatido por elementos del escuadrón anti-drogas, en ese momento fuimos irrumpidos en el cuarto del hotel por elementos federales…

jueves, 3 de noviembre de 2011

Al fin en casa

(Versión Final)


Fuimos trasladados al cuartel general de operaciones del escuadrón anti-drogas. Nos acusaban de ser integrantes de una banda del crimen organizado y el motivo por el cual no nos asesinaron fue porque tenían que interrogarnos y de no cooperar con ellos seriamos asesinados. Inmediatamente empezó el interrogatorio, fuimos pasando uno por uno, éramos alrededor de 8 personas entre las cuales se encontraban un abogado, un maestro de bachillerato, un par de amigas, un matrimonio que se dedicaba al comercio, un productor de televisión y yo.  No podíamos comunicarnos entre nosotros, de hacer lo contrario éramos golpeados. 

Afortunadamente yo pase al último, el abogado y el maestro de bachillerato fueron separados del grupo, el motivo de ello fue que dieron positivo en un examen anti-doping que les realizaron, alcance a escuchar que los llevarían a los laboratorios para experimentar con ellos, tanto las amigas como la esposa del matrimonio fueron llevadas al siguiente piso, el señor del matrimonio fue enviado al campo de concentración para ser entrenado y colaborar con la justicia del gobierno estadounidenses, gracias a ello su esposa podía volver a casa y seria exonerada de todo crimen, el productor de televisión fue asesinado en ese lugar porque resulto ser unos de los ayudantes de Juan Barrios, se negó a cooperar con información para capturar a este, solamente dijo que las chavas formaban parte de la banda, por lo cual ellas fueron detenidas en las instalaciones y solamente las utilizarían para satisfacer su apetito sexual.

A mí me dejaron libre al explicarles que yo no tenía nada que ver, ya que yo venía de buscar trabajo, me ofrecí voluntaria mente para formar parte del escuadrón, a lo que ellos me contestaron que no serbia para nada, ya que no tenía una buena condición física y que si solo lo que quería era morir podría hacer, me dijeron que mejor me largara antes de que cambiaran de opinión y me asesinaran.

Ya era muy tarde, me habían quitado todas mis pertenecías a excepción de mis papeles, conseguí que me dieran un aventón lo más cercano posible a mi casa, me dejaron sobre el circuito interior a la altura de la calzada Ignacio Zaragoza, ya faltaba poco para llegar a mi hogar, me sentí un poco melancólico por lo sucedido el día de hoy, fue un trago amargo el ser detenido injustamente. Al fin llegue a mi casa, mi madre estaba desesperada, me abrazo y me regaño porque había llegado tarde, me pregunto porque no traía mis cosas, le empecé a contar lo sucedido y solamente me dijo que me andará con cuidado, me comento que había pasado algo similar en el departamento de enfrente, empezó a contarme lo sucedido cuando de repente se escucho que tocaban la puerta…